¿De escéptico de las criptomonedas a creyente en blockchain? El gran salto de JP Morgan

December 16, 2025
A stylised image of a large metallic vault door partially open, revealing digital network nodes, circuit boards, and cryptocurrency coins inside, including Bitcoin and Ethereum symbols.

Las placas tectónicas de las finanzas parecen estar desplazándose. Bloomberg informó: JPMorgan, la misma institución cuyo CEO una vez desestimó públicamente a Bitcoin como un "fraude", acaba de lanzar su primer fondo de mercado monetario tokenizado. Es un desarrollo bastante curioso, ¿no le parece?

Presentamos MONY - o, si lo prefiere, My OnChain Net Yield Fund. ¿Y dónde reside este novedoso instrumento financiero? Nada menos que en la muy pública blockchain de Ethereum. La ironía, como se dice, es tan densa como la niebla de Londres.

La pregunta, entonces, se vuelve inevitable: ¿Por qué este movimiento aparentemente contradictorio de un titán financiero? ¿Es mera capitulación, una aceptación a regañadientes de lo inevitable? ¿O es algo más profundo: una especulación calculada sobre el futuro de las finanzas mismas, con implicaciones potencialmente enormes para la gestión de (muy grandes) inversiones?

MONY, MONY, MONY: Lo esencial sobre el nuevo fondo de JP Morgan

Desglosemos a esta curiosa bestia. ¿Qué es exactamente MONY?

Imagine un fondo de mercado monetario tradicional: un refugio de inversiones seguras y a corto plazo en el mundo mundano pero confiable de los Treasury estadounidenses, diseñado para proporcionar un rendimiento estable, aunque poco espectacular. Ahora, reimagine ese fondo como una serie de tokens digitales, viviendo y respirando en la blockchain. Eso, en esencia, es MONY.

Pero antes de imaginar una revolución democrática en las finanzas, una advertencia: esto no es para todos. Ni siquiera para la mayoría. MONY es una colocación privada, exclusivamente para "inversores calificados": aquellos individuos con un patrimonio neto superior a 5 millones de dólares, o instituciones que gestionan activos superiores a 25 millones de dólares. ¿Y la apuesta mínima para unirse a este club exclusivo? Una inversión mínima de 1 millón de dólares.

La mecánica, en su forma más simple, es la siguiente: los inversores reciben tokens digitales que representan su participación en el fondo. Estos tokens acumulan intereses diariamente, con el objetivo de generar rendimientos superiores a los que ofrecen los depósitos bancarios tradicionales. La suscripción y el rescate se gestionan a través de la vía habitual de efectivo o, de manera interesante, mediante el stablecoin USDC de Circle. Toda la operación está impulsada por la plataforma Kinexys Digital Assets de JPM, un nombre que evoca un aire vagamente de ciencia ficción.

La promesa, por supuesto, es la "magia blockchain": transacciones más rápidas, baratas y transparentes. Hablamos de liquidación casi instantánea, negociación las 24 horas y la tentadora posibilidad de utilizar estos activos tokenizados como garantía dentro del ecosistema blockchain más amplio.

De billetes respaldados en oro a tokens digitales

Para comprender realmente la importancia de MONY, conviene hacer un breve recorrido por la historia. El concepto de tokenización, en cierto sentido, no es del todo nuevo. Considere los Real Estate Investment Trusts (REITs) o los Exchange-Traded Funds (ETFs): intentos tempranos, aunque torpes, de digitalizar la propiedad de activos. Incluso el dinero en papel fue concebido originalmente como un "token" que representaba una reclamación sobre el oro.

Pero el verdadero punto de inflexión llegó en 2015 con el lanzamiento de Ethereum. Bitcoin, por supuesto, sentó las bases, pero los smart contracts de Ethereum (y el posterior estándar ERC-20) desbloquearon el potencial para una tokenización de activos realmente compleja. Los analistas lo llamaron el amanecer de una nueva era, aunque la mayoría de Wall Street no lo percibió de inmediato.

La atracción para Wall Street, finalmente, resultó demasiado fuerte para resistirse: la transparencia e inmutabilidad inherentes de la blockchain, la promesa de tiempos de liquidación drásticamente más rápidos y la tentadora perspectiva de reducir drásticamente los costos operativos.

¿Por qué los grandes bancos se están tokenizando (ahora)?

Entonces, ¿por qué ahora? ¿Qué ha impulsado esta repentina adopción de la tokenización por parte del establishment financiero?

La respuesta, como suele ocurrir, está en el cliente. Según el propio responsable global de liquidez de JPM, ha habido una "enorme cantidad de interés de los clientes en torno a la tokenización". No se trata de perseguir la última moda; se trata de responder a cambios fundamentales en las expectativas sobre la velocidad y eficiencia de las transacciones.

Según los analistas, los MMF tokenizados también pueden verse como una jugada estratégica frente al auge del mercado de stablecoins, ofreciendo una alternativa regulada y con rendimiento para quienes buscan un refugio más seguro que las a veces turbulentas aguas de los activos puramente cripto-basados.

Los informes revelaron que JPMorgan no está solo en este empeño. El fondo BUIDL de BlackRock ya es un gigante, gestionando la asombrosa cifra de 2.900 millones de dólares. HSBC, BNY Mellon, Goldman Sachs, Fidelity, Deutsche Bank, Citigroup y Santander están todos activamente involucrados en experimentos de tokenización. La carrera, al parecer, ha comenzado.

Además, los vientos regulatorios, en particular la reciente "Genius Act" en EE. UU., que aporta la tan necesaria claridad para los stablecoins, han reducido significativamente el riesgo percibido para las instituciones financieras tradicionales que se aventuran en este espacio.

Conviene recordar que JPMorgan lleva años preparando silenciosamente el terreno para este momento, construyendo infraestructura blockchain interna desde 2015. El lanzamiento de MONY en una blockchain pública representa un paso significativo, y quizás sorprendentemente abierto, hacia adelante.

No todo es sol y smart contracts: El laberinto de controversias y riesgos de MONY

Sin embargo, no pintemos un panorama demasiado optimista. El camino hacia la tokenización generalizada está plagado de posibles escollos y controversias.

El "Dilema Dimon", como podría llamarse, es imposible de ignorar. La ironía de que JPM lance en Ethereum tras los mordaces comentarios de su CEO sobre las criptomonedas no ha pasado desapercibida para la comunidad cripto, generando debate e incluso llamados al boicot. Casi se pueden oír los ecos de declaraciones pasadas persiguiendo al presente.

Incluso dentro de JPMorgan, persiste el escepticismo. Algunos de los propios analistas del banco han calificado la adopción institucional generalizada de la tokenización como "decepcionante", sugiriendo que el entusiasmo puede estar más impulsado por los nativos cripto que por una necesidad genuina dentro de las finanzas tradicionales.

Luego está la cuestión de la velocidad. ¿Es la blockchain realmente más rápida que las soluciones fintech existentes para la liquidación? Algunos argumentan que las ganancias de eficiencia prometidas siguen siendo en gran medida teóricas.

Quizás la preocupación más significativa es el potencial de un "desajuste de liquidez". Los analistas señalaron que la promesa de redención 24/7 en blockchain podría chocar con los ciclos de liquidación más lentos y tradicionales de los activos subyacentes. En una caída del mercado, esta discrepancia podría generar problemas importantes.

Además, la dependencia de blockchains públicas introduce nuevos riesgos, incluidos ciberataques, vulnerabilidades en smart contracts y caídas de servicio. La necesidad de "allow-listing" también puede fragmentar la liquidez, socavando uno de los principales beneficios de la tokenización. En la práctica, esto significa que solo los inversores preaprobados y conformes pueden poseer o transferir los tokens, limitando así su libre circulación.

El panorama regulatorio, a pesar de los avances recientes, sigue siendo un "Lejano Oeste" en muchos aspectos, creando "zonas grises" y complejidades de cumplimiento, especialmente al tratar con transacciones transfronterizas.

Los estrechos vínculos entre los fondos tokenizados y los stablecoins también generan preocupaciones sobre el contagio. Una crisis en uno podría propagarse rápidamente al otro, amplificando los riesgos financieros.

Y no olvidemos las advertencias de los principales organismos de control financiero como el Bank for International Settlements, que han alertado sobre el potencial de la tokenización para introducir nuevos riesgos sistémicos en el sistema financiero global.

Mirando la bola de cristal: ¿La tokenización conquistará el mundo?

A pesar de estos desafíos, el potencial a largo plazo de la tokenización sigue siendo innegable. Los analistas predicen un crecimiento explosivo en el mercado de activos tokenizados, con previsiones que van desde 10 billones hasta la asombrosa cifra de 40 billones de dólares para 2030. Eso es mucho oro digital cambiando de manos.

De cara al futuro, varias innovaciones clave merecen atención:

  • Propiedad fraccionada: Imagine la democratización de la inversión, con personas capaces de poseer una pequeña parte de bienes raíces, arte, o incluso private equity.
  • Operaciones más inteligentes y rápidas: Smart contracts que automatizan controles de cumplimiento, pagos de dividendos y liquidaciones, reduciendo costos y minimizando errores humanos.
  • Nuevos activos en la blockchain: La tokenización de propiedad intelectual, créditos de carbono y cuentas por cobrar de financiamiento comercial, abriendo nuevas vías para la inversión y la liquidez.
  • IA + Blockchain: La fusión de estas tecnologías promete estrategias de inversión optimizadas y una mejor gestión de riesgos, inaugurando una nueva era de finanzas impulsadas por datos.
  • Registros unificados y transacciones en tiempo real: La visión definitiva: monedas digitales de bancos centrales, depósitos y activos residiendo todos en una sola plataforma ultrarrápida, permitiendo pagos instantáneos transfronterizos.

Los analistas añadieron que es poco probable que la tokenización reemplace por completo a las finanzas tradicionales, pero sin duda las obligará a ser más rápidas, baratas y eficientes. También podría crear nuevas fuentes de ingresos para los bancos, pero también plantea el riesgo de "desintermediación" si los depósitos tradicionales no pueden competir con los rendimientos que ofrecen los activos tokenizados.

Resumen: MONY de JP Morgan - Un vistazo al futuro (con algunos asteriscos)

El fondo MONY de JPMorgan es más que otro lanzamiento de producto; es una declaración audaz sobre el futuro de las finanzas, según los observadores del mercado. Destaca el inmenso potencial de eficiencia, transparencia y nuevas oportunidades de inversión.

Pero también es un recordatorio de que este es un panorama complejo y en evolución, plagado de obstáculos regulatorios, técnicos y operativos.

¿Es este el amanecer de una nueva era, el inicio de una transformación fundamental de las finanzas tal como las conocemos? Solo el tiempo —y la innovación continua (y, crucialmente, una regulación eficaz)— lo dirán. Por ahora, MONY ofrece un tentador vistazo a un futuro que es tanto emocionante como, quizás, un poco inquietante.

Las cifras de rendimiento citadas no garantizan rendimientos futuros.

Preguntas frecuentes

No items found.
Contenidos